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Serie recomendada: Gumball

julio 9, 2011

The amazing world of Gumball es la nueva serie de la Cartoon Network estrenada en mayo de este año y que tiene la peculiaridad de ser la primera serie desarrollada y realizada en Cartoon Network Europa, cuya sede está ubicada en Londres. La producción se ha realizado con varios equipos: el desarrollo ha sido realizado en el mismo Londres, en Dandelion Studio, la animación flash se ha hecho en Irlanda, en Boulder Media, y la animación 3D en Studio Soi (Alemania).

Su creador, Benjamin Bocquelet, trabajó en Studio AKA y en 2007 fue contratado por Cartoon Network Europa para dirigir el equipo de desarrollo y plantear nuevas ideas para series, fue entonces cuando se le ocurrió unir todos los personajes que había creado a lo largo de su carrera, y que en su momento fueron rechazados, para realizar una serie con todos ellos, surgiendo así Gumball. Y viendo la serie es evidente toda esa influencia de los años que trabajó en publicidad en AKA, donde el uso de múltiples técnicas y la originalidad de los trabajos de dicho estudio se ven reflejados en esta serie, cuyo director, Mic Graves, también se curtió en Studio AKA, donde trabajó durante 14 años.


Lo primero que llama la atención de Gumball es su aspecto visual ya que, al igual que cada uno de los personajes proceden de diferentes proyectos, y por tanto, no responden a una única línea de estilo, también se han mezclado muchas técnicas: los fondos son de imagen real y la animación es 2D, 3D, marionetas, recortes… en definitiva, una mezcla que no pasa desapercibida, y que quizás solo alguien que proviene de la publicidad no tenga miedo a hacerla. En cuanto a la historia, se pude decir que parte de un argumento muy tradicional: se basa en las aventuras de Gumball, un gato de doce años que vive con una pintoresca familia en la ciudad de Elmore y donde sus historias y preocupaciones se desarrollan entre su casa y su colegio. A partir de aquí, termina cualquier tópico, ya que estos son transformados en divertidas situaciones, protagonistas y secundarios de los más variado: un pez con piernas, un T-Rex, un plátano, un cacahuete…


La serie ha sido galardonada con el Cristal de Annecy de este año, y no me extraña porque es de lo más original de la temporada, el primer impacto visual comienza en los mismos títulos de crédito, pero eso es solo el aperitivo, porque si fuera solo algo vistoso no os recomendaría que disfrutaseis del guión de cada capítulo, donde la creatividad se da en cada detalle: realización, momentos surrealistas, ritmo trepidante, humor, todos los ingredientes que le hacen falta a una serie que si sigue con el listón que hasta ahora ha marcado (se han emitido 6 de los 36 episodios de 11 minutos que componen la primera temporada), podrá convertirse en una serie de culto. Y no soy yo el único que lo piensa, de hecho, antes de emitirse esta primera temporada, ya se firmó una segunda de 40 episodios y que está en producción. Todo un descubrimiento que os recomiendo.


Serie recomendada: Sym-Bionic Titan

enero 23, 2011

Esta temporada televisiva (que comenzó en otoño) venía con un gran aliciente: el estreno de Sym-Bionic Titan. ¿Por qué tanta expectación? Pues sencillamente porque uno de los co-creador es Genndy Tartakovsky, cuyos éxitos animados son de lo mejorcito que se ha hecho en los últimos quince años. Hablamos de su trabajo como creador de El laboratorio de Dexter y Samurai Jack, y director de Star Wars: las guerras Clones.

Sym_Bionic Titan pintaba muy bien ya que su argumento hacía pensar que Tartakovsky, junto a Paul Rudish y Bryan Andrews, co-directores de la serie, iba en ese mismo camino de serie de ciencia ficción con mucha acción y excelente trabajo artístico. Y esto último se hace evidente con solo ver el primer capítulo, ya que el arte de la serie sigue la pulcritud de los trabajos anteriores de Tartakovsky.

La historia se basa en la llegada a la tierra de tres extraterrestres, la princesa  Iliana, su soldado Lance y Octus, un robot. Los tres protagonistas toman la forma de adolescentes e intentan pasar inadvertidos en un instituto de Sherman en Illinois, aunque la tarea será más que complicada, ya que Modula, un malvado general que se ha hecho con el poder del planeta Galaluna, de donde provienen la princesa Iliana y sus dos compañeros, mandará monstruos mutantes, los mutraddi, para acabar con ellos. Cada vez que aparecen los monstruos, Iliana, Lance y Octus se fusionan para formar a Sym-Bionic Titan, un robot gigante de poderes sobrenaturales que planta cara a sus poderosos adversarios. Evidentemente, la idea no es nueva, los robots gigantes no dejan de recordarnos a Mazinger Z o a la casposa pero divertida Power Ranger, y es que Tartakovsky siempre ha admitido que creció con el furor por el “mecha” (género del anime japonés en el que robots humanoides de última generación son protagonistas) de los años setenta, y eso se deja ver en esta serie.

Tengo que admitir que al principio me costó conectar con Sym-Bionic, ya que los primeros capítulos se centran demasiado en el desarrollo de la vida de instituto, y aunque desde el primero hay acción, no es hasta la mitad de esta primera temporada cuando la trama comienza a centrarse en el verdadero argumento. Desde entonces, me ha enganchado.

Como incentivo: la protagonista es una chica, y en este sentido, la influencia de Hayao Miyazaki es total, ya que sus heroínas son siempre protagonistas de sus largometrajes. Y a nivel visual, destaco el desarrollo artístico de los personajes a cargo de Paul Rudish,  y unos fondos (en los que ha trabajado uno de los mejores fondistas de la animación: Scott Wills) que son verdaderas obras de arte.

Para Tartakovsky es su proyecto más complicado, y para sus seguidores, una serie que no hay que perderse.

Serie recomendada: Regular Show

noviembre 28, 2010

Una de las sorpresas de la Cartoon Network de esta temporada ha sido el estreno de Regular Show, una serie que poco tiene que ver con la línea de estilo de la productora, por lo que me parece muy interesante explicar cómo ha llegado hasta las pantallas.

Todo empezó gracias  al Cartoonstitute, un proyecto que puso en marcha la Cartoon Network en 2008 para descubrir nuevos talentos. Fueron más de treinta los proyectos que se presentaron, y de ellos, se hicieron catorce cortos, entre los que estaba Regular Show, el único que sirvió de piloto para crear una serie posteriormente.

El creador, J. G. Quintel, un joven de carrera meteórica que con tan solo veintiocho años ha trabajado en series como Adventure Time, Camp Lazlo, y sobre todo, como director creativo en The Marvelous Misadventures of Flapjack, donde el propio Quintel asegura haber aprendido muchísimo sobre esta profesión.

 

J.G. Quintel

Pero el talento y las influencias de este director hay que buscarlas en su época de estudiante en CalArts (como no), donde formó un colectivo con otros seis compañeros llamado Net Hat Co. para hacer cortos de animación. Dos de los cortos que hizo en esa época fueron Two in the AM PM y The naïve man from Lolliland, donde ya fue desarrollando los personajes que se convertirían en los protagonistas de Regular Show. En esos trabajos es más que evidente la influencia de sus propias experiencias en la universidad, y los personajes parecen ser los amigos imaginarios (o no) del creador, que ha querido compartirlos con los espectadores.

Así surgieron los protagonistas de la serie: Mordecai, un arrendajo azul (cuya voz es la del propio Quintel) y un mapache, Rigby, que trabajan como jardineros en un parque donde pasan sus días ideando formas de divertirse, muy a pesar de su jefe, una máquina de chicles llamado Beson. Otros de los habituales son Pops y Skips; el primero, una piruleta que parece un gentleman sacado de otra época, y el segundo es ni más ni menos que el Yeti. Con estas descripciones os daréis cuenta de que se trata de un grupo de lo más variopinto, que acaban en situaciones nada convencionales por culpa de la eterna adolescencia de los dos protagonistas.

Regular Show es una serie de humor bizarro, y es que no hay que olvidar que su director creció con los Simpson y Beavies and butthead, y que en la universidad descubrió los shows de televisión británicos gracias a su compañero de habitación que era inglés.

Lo mejor: cómo la sencillez de la cabecera, que habla de una serie que no necesita de grandes presentaciones, contrasta con unos guiones enrevesados y llenos de ingenio. El surrealismo está siempre presente, haciendo que la imaginación sea el aderezo más importante de la serie.

Serie recomendada: Adventure time

octubre 24, 2010

Adventure Time with Finn & Jake

La semana pasada se estrenó en Estados Unidos la segunda temporada de Adventure time, serie creada por Pendleton Ward. Aunque no se ha estrenado en España, y ni siquiera sabemos si se estrenará, recomiendo al menos ver algún capitulo de la primera temporada via youtube, etc porque merece la pena.

 

Title card del primer episodio de la segunda temporada

El argumento es sencillo: Jake the dog y Finn the human, dos amigos inseparables, vuelven a las historias clásicas en las que aparecen princesas y villanos malos malísimos que representan las fuerzas del mal y contra las que luchan los dos compañeros, todo ello mezclado con un montón de secundarios surrealistas y cómicos.

 

Model sheet

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El estilo que tiene es muy diferente a lo que estamos acostumbrados, no esperéis ver personajes tradicionales ni animación realista, lo más interesante son las historias llenas de aventura y de imaginación y repletas de personajes fabulosos, y su capacidad de sorprender capítulo a capítulo.

 

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Y sobre todo, para los que nos gusta conocer detalles de la producción, el desarrollo artístico y todo lo que hay detrás de cada episodio, es interesante cómo gracias al productor ejecutivo, Fred Seibert, se pueden encontrar en Internet story boards, hojas de modelo, animatics, fondos… lo cual es muy inspirador y constructivo.

 

Background

 

Background

Seibert es el fundador de Frederator, una compañía a la que cualquiera puede mandar sus proyectos, tengan experiencia o no en la industria de la animación, y si ven que la idea es fresca y buena, ellos se encargan de producir los pilotos. Adventure Time ha sido uno de ellos. La filosofía de Seibert es la de compartir, nada que ver con el secretismo de otras muchas producciones que acaban creando expectativas que luego defraudan.

Visualmente, podemos decir que su propio estilo ha ido mejorando de la primera a la segunda temporada, y se permiten hacer guiños a ilustradores como Frank Frazetta y Boris Vallejo en las title card.

 

 

Gru, mi villano favorito, una buena opción

octubre 21, 2010
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Sigo yendo a ver películas de animación con cierto recelo. En realidad, lo que ocurre es que Pixar nos ha mal acostumbrado y ahora esperamos grandes historias de las demás productoras, sin darnos cuenta de que, al fin y al cabo, la animación tiene como importante tarea la de entretener a los más pequeños.

Fui a ver Gru, mi villano favorito (muy fiel la traducción, por cierto) porque tengo buenos amigos que han trabajado en ella y decidí ir sin esperar nada más que pasar una tarde divertida, y cuál fue mi sorpresa que así ocurrió.

Una historia entretenida y tierna, con algunos puntos ñoños pero que no empalagan, y una serie de gags cómicos que, al no abusarse de ellos, hacen que la combinación no se convierta en un tedio mortal como ocurre tantas veces con la animación.

Desde luego que el final feliz es más que predecible, pero bueno, a eso ya estamos acostumbrados, y además, se ha tenido el detalle de presentar a un Gru cuya relación con su madre revela una personalidad blandengue desde el principio, algo que le da coherencia al hecho de que este protagonista del lado oscuro acabe por  sucumbir ante el encanto de sus dulces  hijitas.

A todo esto tengo que añadir que la promoción con Bisbal, que tanto me echaba para atrás, ha acabado siendo una estrategia de marketing “made in Spain” bastante cañí y completamente prescindible, pero en fin, mirémoslos por el lado bueno: utilizar como último chiste el que su canción quede ahogada en los créditos por las escenas no incluidas en la película, me parece que, sin duda alguna, aporta puntos positivos.

Gru es una película que no se convertirá en un clásico pero que sí es un buen producto para ser consumido. Y lo es porque no engaña a nadie, no hay pretensiones de ningún tipo y la historia engancha desde el primer momento, ya que a pesar de su trama tradicional, el formato es muy correcto. A lo que sumamos unos personajes que nos son simpáticos desde el primer momento, cosa que ayuda a encajarlos y reconocerlos fácilmente. Así es, se nos ponen las cosas fáciles, pero es que a veces esto es lo que quiere el público de domingo por la tarde, tan cansado ya de tantas cabriolas sin sentido.

 

 

Novedades en series de animación

septiembre 20, 2010
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La vuelta al cole no es sólo cosa de libros, también comienza nueva temporada televisiva y las series de animación se hacen un hueco importantísimo en las parrillas. El viernes pasado se estrenó la esperada Sym-Bionic Titan, co-creada por Genndy Tartakovsky, un verdadero profesional con éxitos como Laboratorio de Dexter, Star Wars: Clone Wars, y sobre todo, Samurai Jack, con sus cuatro temporadas en las que el desarrollo artístico de cada episodio es verdaderamente loable. Ahora, con Sym-Bionic Titan, la fantasía y la aventura están más que garantizadas: tres extraterrestres, Iliana, Lance y Octus, llegan a la Tierra tras escapar de su planeta, conquistado por el general Modula; aquí tendrán que hacerse pasar por adolescentes mientras les toca defender la Tierra de todos los mutantes que el malvado general les envía para matarlos. Para la lucha, los tres chicos se transforman en robots que pueden fusionarse creando uno gigante, vamos, que las influencias del anime son más que evidentes, y más aún el homenaje a Mazinger Z.

Trailer:

Pero Cartoon Network (CN) no sólo nos presenta una de acción, sino que sorprende con The Regular Show, creada por J. G. Quintel y cuyo surrealismo y acidez son una mezcla explosiva. Los propios personajes son cada uno de ellos verdaderas alhajas: Mordecai, un arrendajo azul de nombre muy judío, su mejor amigo Rigby el mapache, Benson, una máquina de chicles siempre malhumorado, el tonto-feliz Pops, una piruleta gigante, y Skips el Yeti. Cada uno de los episodios se convierte en una delirante secuencia de sinsentidos que le debe mucho a Bob Esponja, verdadero revolucionario del humor animado.

La promo:

El primer episodio:

En este corto de Quintel es donde nacieron los personajes de The Regular Show, fruto de alucinaciones psicotrópicas:

Por cierto, que la famosa esponja ya va por su temporada número ocho y sigue con un éxito arrollador. El secreto es que engancha a los niños, y a sus padres. No hay nada mejor que una sesión con Bob, Arenita, Patricio, el Señor Cagrejo y mi querido Calamardo para pasar una tarde divertida y hacer callar a los más pequeños.

Y gracias al importantísimo seguimiento que ha demostrado tener una serie inspirada en el fondo marino, Disney ha decidido sumarse a la mezcla de elementos reales y de personajes acuáticos, pero esta vez en una tienda de mascotas. Fish Hooks, creada por Noah Z. Jones, plantea las aventuras de tres peces adolescentes, Bea, Milo y su hermano Oscar. Más tradicional de argumento pero muy cuidada estéticamente, y con unos créditos muy resultones.

La promo:

También la animación para adultos tiene su espacio esta temporada, gracias a que MAD, la mítica revista de humor americana fundada en 1952, ha creado con CN este espacio en el que dar vida a los personajes de sus tiras y famosos:

Pero además de todas estas novedades, son muchas más las series que se han estrenado este año y que merecen ser recordadas. Un ejemplo, Adventure time, serie de fantasía en la que Finn, un niño abandonado es encontrado por Jake, un perro superhéroe, y ambos corren mil y una aventuras. El estilo sencillo del dibujo deja que toda la atención se centre en la acción y propone una estética muy diferente a la que nos tiene acostumbrados CN, con ciertas reminiscencias al Yellow Submarine del 68. Entre las que también hay que destacar está, The marvelous misadventures of Flapjack, las aventuras de un niño pirata en busca de una isla de caramelo, donde se mezclan muchas referencias a cuentos clásicos con un humor muy contemporáneo. No olvidemos que en agosto de este año terminó la emisión en Estados Unidos de la tercera temporada de Chowder, creada por uno de los storyboarders de Bob Esponja, C. H. Greenblatt, y es que la sombra de Bob es muy larga… y esta serie, en la que se mezcla la animación tradicional con el stop motion, también se desarrolla entre artes culinarias. Y por último, Total Drama Tour!, la tercera temporada de la serie Total Drama basada en los reality shows y que desmontan por completo dichos programas televisivos.

Promo de Adventure Time y una entrevista a su creador, Pendleton Ward:

Promo de Chowder:

La CN no descansa, pero será Nickelodeon la que nos ofrecerá en octubre nueva serie, T.U.F.F. Puppy, creada por Butch Hartman, animador y creador de Danny Phanton.  Con un estilo muy Hanna-Barbera y un protagonista con gran parecido  a Gromit (de Wallace and Gromit) promete sorprendernos con una de detectives muy alocada:

Siento que alguno de los enlaces no puedan verse en el blog y haya que ir Youtube, espero no causar muchas molestias…

Gracias a mi mejor fuente: Carlos!!

El Dorado estaba en California

agosto 25, 2010
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Resulta que sin prejuicios todo puede ser visto con buenos ojos, y de igual manera, sin Historia tal y como nosotros la concebimos, se puede crear un futuro en el que no existen reglas ni devociones pasadas a las que deber pleitesía. Aunque todo esto parezca una utopía o un sinsentido, en realidad no lo es, ya que existe un lugar en el mundo donde se han dado estas circunstancias, y ese sitio prodigioso es California.

A pesar de ser descubierta en el siglo XVI, este pedazo del Nuevo Mundo fue echada al olvido durante más de dos siglos, hete aquí los siglos que marcaron la manera que tenemos ahora de ver el mundo. Sin Ilustración vivida, no se sufrió allí de su desengaño, y sin siglo XIX sumido en las tinieblas del Romanticismo, la desolación de los escasos habitantes que allí vivían se resumía en encontrar o no oro. Pues esto que tantas veces se ha utilizado como apunte despectivo, y viendo cómo es la fructífera California ahora, debería hacernos pensar cuánto de iluminados tenemos a esta otra parte del charco, porque ellos sin ruinas clásicas, sin poetas desgarrados, sin ejemplares filósofos, tienen algo que a los demás nos falta: confianza.

Ralph Eggleston, Primer día de colegio, Buscando a Nemo, 2003. Pastel. ©Disney/Pixar.

Y a base de confianza California es pionera en tecnologías, a falta de historia ella inventa millones para las pantallas, es centro turístico, exportadora de vinos, lugar de negocios y babel multicultural. Y en todo este meollo, definitivamente por aquello de no tener modelos a los que copiar, surge el Oakland Museum of California, donde lo mismo cabe naturaleza, arte o historia. El museo es el resultado de la unión de múltiples espacios, es decir, se organiza de la misma manera en que nació y creció el propio Estado, y allí se fusionan todo tipo de colecciones porque lo que aún no cabe en nuestros museos (nuestra Institución es mucho más severa), allí entra por la puerta grande.

Teddy Newton, superhero, Los Increíbles, 2004. Collage. ©Disney/Pixar.

De ahí que hasta enero del próximo año, el Oakland Museum acogerá la exposición Pixar: 25 years of animation, y es que Pixar ya forma parte de la historia de California. A decir verdad, ahora se cierra un círculo porque esta exposición es aquella que hace cinco años empezó a rodar por el mundo de forma itinerante (incluyendo al MOMA en su recorrido, por supuesto es él quien marca las pautas museográficas en Estados Unidos, y a quien se intenta copiar con desigual acierto en Europa), y que ahora vuelve a casa, un lustro después y con mucho más material de las maravillosas películas que la productora ha realizado en este tiempo, cinco años que en realidad son el retrato de la madurez de Pixar, con historias como Ratatouille, Wall-E, Up y Toy Story 3, que han marcado un antes y un después por conseguir ser consideradas como cine, sin necesidad de la apostilla “de animación”.

Robert Kondo, Remy en la cocina, Ratatouille, 2007. Pintura digital. ©Disney/Pixar.

Y esto pasa en Estados Unidos, y más concretamente en California, porque allí nadie había dejado dicho en ningún viejo legajo que la animación no fuera un arte, ni tampoco que no fuera una industria, porque allí, y sólo allí, la animación es una maquinaria pesada que mueve miles de millones de dólares, y a la vez, un criadero de talentos y de buenos artesanos. Porque allí llegó en 1920 un visionario, Walt Disney, y cambió la historia de esta disciplina, y fue allí donde este mismo hombre y su hermano Roy, fundaron la CalArts, donde se formaron artistas contemporáneos de la talla de Nam June Paik o Judy Chicago, y de donde han salido muchos de los que hoy idean lo que acabará siendo una historia made in Pixar.

Zootropo tridimensional creado para la exposición

Resulta entonces, que a pesar de no haber tenido nuestro Romanticismo, la tierra de los sueños que se cumplen es aquella, mientras nosotros seguimos esperando que algún día algo de aquello aparezca por arte de magia por aquí, pero igual que se perdió el tiempo en busca de una quimera de coordenadas inciertas, vista la situación, ellos seguirán avanzando y nosotros soñando.

Se ha publicado un catálogo, sólo disponible en la tienda del OMCA

Pixar: 25 years of animation

Hasta el 9 de enero de 2011

Oakland Museum of California


Un regalo para el espectador

agosto 5, 2010
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Mientras que las producciones hollywoodienses se empeñan en meter con calzador el 3D y se dedican a utilizar el recurso facilón de lanzar algo hacia el espectador para intentar sorprenderle en vez de poner el énfasis en el guión, el gran estudio de animación 3D por antonomasia nos alegra el verano con una historia sencilla pero trepidante, con unos personajes divertidos y llenos de sentimientos, donde cabe la aventura, el amor, la traición, la nostalgia, y sobre todo, la amistad.

Pixar se atreve con la que se prevé como la última de la saga de los juguetes más famosos de la historia del cine de animación, pidiendo permiso al viejo Pinocho, y Toy Story 3 no defrauda. Los viejos camaradas de la habitación de Andy luchan por seguir unidos hasta el final, aunque éste sea trágico, y las nuevas caras mantienen la talla, sobre todo, el fashionista Ken y la estupendísima Barbie, esta última con gran protagonismo, gracias a lo cual la chica del mundo “rosa Mattel” demuestra ser una auténtica heroína, nada que ver con su imagen de rubia tonta. Además, por encima de la trama, esta pareja ideal tiene una misión importantísima, ellos son los encargados de poner el toque de humor a la historia y de proporcionar otra nueva vuelta de tuerca a algo con lo que en 1995 nos sorprendió la productora: los sentimientos que un juguete de plástico pudiera tener.

Desde la primera, ya tan lejana Toy Story, la idea era hacer realidad una fantasía de la infancia con la que todos hemos jugado: nuestros muñecos puede que en realidad tengan su vida, vean lo que hacemos, se sientan queridos o desplazados, nos escuchen o sean confidentes de nuestros sueños… Estos pensamientos han debido rondar en la cabeza de todo niño que haya tenido la fortuna de tener juguetes, pero llegada la adolescencia se olvida, se niega como un imposible.

Lo mismo les pasó también a los adultos que hacían cine de animación, demasiadas veces anclados en cuentos de princesas o en historias de grandes héroes, pero por suerte, uno de aquellos adultos con alma de niño decidió fundar Pixar y estrenarse con un largometraje que no dejó indiferente a nadie. John Lasseter fue capaz de dos cosas muy importantes, la primera, demostrar que el 3D no era ni frío ni rígido, y pese a las limitaciones técnicas de aquellos lejanos noventa, la mente despierta del director le hizo elegir muñecos, ya de por sí poco dúctiles y algo que no importa cuando se juega con ellos, pero que también, sirvió para paliar las deficiencias de unos setups por entonces no tan sofisticados, pero es que además, aún siendo pioneros en la animación por ordenador, no intentaron ni por un momento embobarnos con el virtuosismo técnico, ya que si algo ha tenido claro Lasseter desde siempre es que la perfección visual no hace grande a una película. El segundo de sus méritos fue, por fin, demostrar que las historias supuestamente infantiles no tienen porqué ser sólo cosa de niños. Olvidamos fácilmente que los problemas de la niñez son tan importantes como los de los adultos, aunque el círculo vital sea más reducido la ansiedad ante las adversidades es la misma, incluso mayor, y los sentimientos también son compartidos. Recuperar esa fascinación perdida por nuestros juguetes fue un regalo para todos, y eso siempre se lo deberemos a Toy Story, por mucho que las otras producciones de Pixar nos hayan enamorado.

En esta nueva entrega, ya con la técnica de su parte pero sin hacer ni un solo abuso de ella, los muñecos siguen moviéndose “torpemente”, ¿y qué?, y la historia está tan bien hilada, que para que no olvidemos que se trata de juguetes nos introducen píldoras de aparición humana en las que los protagonistas quedan a nuestra merced. Eso sí, cuando no hay rastro alguno de “vida animada” se desatan momentos memorables en la casa de Ken, o con el baile a lo Gipsy King con el que Carlos Baena ha sido bendecido como animador porque una secuencia así es un regalo del cielo que luego, generosamente, él a su vez nos ha regalado.

De eso se trata, de regalarnos unos personajes con los que seguir fantaseando y divirtiéndonos, de regalarnos esa dosis de humor mezclada con la nostalgia de un tiempo, que si es demasiado simple decir que fue mejor, al menos, sí fue más libre porque en nuestra mente no cabían los obstáculos, el juego nos permitía hacer cualquier cosa y ser quienes realmente queríamos.

Realmente, Fantástico Mr. Fox

May 30, 2010
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Aún seguimos teniendo la cabeza hecha a cuadrícula cuando hablamos de cine, y mucho más si de animación se trata, pues con lo que ha llovido y todo lo que se ha hecho desde que los Lumière rodaran a los trabajadores salir de una fábrica (donde, por cierto, el argumento es lo menos importante del experimento), deberíamos estar ya más que acostumbrados a entender que el cine no tiene porqué solucionar las historias que nos plantea, de hecho, cómo las plantea y lo que nos deja a nosotros que planteemos es lo que debería preocuparnos. Así pues, es verdad que Fantastic Mr. Fox no va a solucionar los problemas de su protagonista, pero si lo hiciera caería en la trampa que tan embelesadora y profundamente urdió Disney. Yo no quiero un final feliz, quiero un final “me he librado por los pelos, y probablemente seguiré siendo quien soy porque las lecciones no van conmigo”, y más aún si la voz la pone el picarón de George Clooney.

Y es que una historia para “niños”, (también la original en la que se basa la película, la del fabuloso Roald Dahl, autor de relatos como Charlie y la Fábrica de chocolate, James y el melocotón gigante o Matilda, entre otros muchos), que nos hable de la crisis de los cuarenta, de tener un hijo rarito (y por raro entendamos diferente a los imperativos tácitamente establecidos, y por favor, abrid vuestra mente al pensar en ello… efectivamente, no hablamos de un zorrito poco avispado, esto de extrapolar sentidos más allá de la película es lo que tiene, hay que esforzarse pero da sus resultados), o de acabar aceptando las imposiciones sociales que van contra el propio instinto, más aún si de una amante esposa se trata, pues tiene bastante chicha, sobre todo porque en esta exquisita película se nos dicen las cosas a gritos, ¿o acaso hay algo más extraño que un grupo de alimañas intentando vivir respetando unas reglas?

Esa misma evidencia también se traslada a la ejecución, donde se usa el stop motion y se nota que lo es, es decir, no se busca la perfección técnica, ni narrativa, ni argumental, al carajo con todo eso si lo que se está haciendo es algo completamente fantástico (y nunca mejor dicho), irreverente y con la intención de hacer reír y disfrutar de las resoluciones, de tan simples, maravillosas. Ese estilismo “torpe a propósito”, que deja constancia el arduo trabajo artesanal que hay detrás de la animación, combina magistralmente con el impecable trabajo artístico: colores ocres y amarillos que generan un ambiente cálido, y muchos detalles brillantes con los que disfrutamos los más locos por lo retro.

Divertida, audaz, con una banda sonora genial (incluyamos música, voces, que por supuesto hay que ver en versión original, y efectos), con unos personajes muy bien construidos, y con soluciones que hacen reír a los pequeños, y a los que no lo somos tanto, nos hacen sorprendernos de lo estupendo que es a veces elegir la opción más sencilla. Quizás sea cierto que le sobra algún metro de túnel, pero discúlpenles, son animalillos del subsuelo y hurgar para conseguir lo que quieren es lo que mejor se les da.

Fantastic Mr. Fox

Guión y dirección de Wes Anderson

Donde terminan las almas

diciembre 20, 2009
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Teñido de los ambientes de los libros de Carlos Ruiz Zafón, el corto Alma, escrito y dirigido por Rodrigo Blaas, se impregna de una atmósfera enrarecida que se intensifica por la presencia de la infancia. Como en las novelas del escritor, que nos guía con palabras por la ciudad modernista de Barcelona, la ambientación de los escenarios nos llevan directamente a la Casa Batlló de Antoni Gaudí y al Art Noveau de Víctor Horta, y la niñez se convierte en una etapa que nada tiene que ver con los juegos pueriles.

Chocan así, un presente, sólo intuído por la protagonista y un pasado misterioso que esconde un sórdido secreto. Alma es la protagonista, pero el alma es lo que se retrata en este cortometraje, donde se nos explica cómo nuestro espíritu vive en cárceles de puro materialismo, representado en los cientos de muñecos, que como seres aparentemente inanimados, nos ofrecen una visión de lo cercano como algo ajeno, esa extrañeza de lo cotidiano que produce escalofríos. Brilla el engaño de hacernos creer que la realidad de aquel espacio es terrorífica, cuando en verdad es la realidad la que está aterrorizada, como bien lo muestra el autómata que intenta desesperadamente escapar de aquel lugar maldito.

Alma subvierte la idea alegre y divertida de Toy Story, realmente no es un corto para Pixar, pero es mucho más intenso. De nuevo el juguete es protagonista, esta vez de una pesadilla infernal, como la de Marina de Ruiz Zafón. Y como allí, se deja abierta una historia que nos hace dudar de si es fantasía o ese es el lugar donde acaban los niños que desaparecen, o más bien, si es una metáfora del páramo donde acaban las almas de los niños cuando dejan de serlo para siempre.

Ver corto